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Guía para 'rappiadictos' arrepentidos

03/07/2019
| Pablo E. Fergusson

Que la comodidad del servicio no nos haga desviar la mirada. Rappi tiene unos impactos negativos sobre las personas y las ciudades y tanto los usuarios como la misma plataforma debemos hacernos responsables.

Rappi Colombia

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Hace poco recibí un correo con este amable y agridulce reconocimiento: “Hola, Pablo. ¡Estás en el top 10,000 usuarios de todo Rappi!”.

Aunque nunca imaginé estar en este prestigioso ranking, no puedo decir que me haya tomado del todo por sorpresa. Desde sus inicios, he utilizado la aplicación con frecuencia para recoger almuerzos y mercar, entre otras "vueltas". Sin embargo, dos temas no me dejan disfrutar plenamente este reconocimiento: la cuenta de la tarjeta de crédito y una voz interna que me cuestiona lo que estoy haciendo.

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La cuenta de la tarjeta es lo más sencillo de resolver, aunque a veces no sea tan fácil de manejar. Cada vez que me encuentro una oferta, tengo que preguntarme si realmente necesito comprar o si estoy cayendo en la nefasta postura del “uy, pero cómo no aprovechar ese descuento”. Es un acto de disciplina, porque Rappi y otros comerciantes me ponen las opciones en frente, pero la decisión sigue estando en mis manos.

Lo que sí me parece difícil de controlar es esa voz interna que cuestiona mis acciones. Desde los riesgos que asumen -e implican- los 'rappis' en las calles hasta la generación de residuos, emisiones y otros problemas ambientales, Rappi tiene unos impactos negativos que son imposibles de negar.

Me niego a aceptar que, por traerme un aguacate, una persona pierda su vida o tenga un accidente, pero con Rappi sé que este es un riesgo latente. Personalmente, he estado cerca de atropellar a varios Rappi que se atraviesan de forma imprudente y eso que prácticamente no uso el carro. Creo que cualquiera que quiera hacer un documental sobre las imprudencias de los rappis, tardaría sólo unas horas en lograr material de impacto.

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Para lidiar con mi voz interna, me propuse un plan de tres pasos que quiero compartir con otros 'rappiadictos':

1. Pedirle al rappi que maneje con cuidado: el sistema de Rappi está diseñado con incentivos para entregar más y más rápido. Y es poco lo que podemos hacer ante ese afán.

Puede parecer insignificante -y en muchos casos serlo-, pero lo inesperado del mensaje y saber que alguien valora sus vidas más que tener ese aguacate unos minutos antes, puede alentar a los rappis a ser más cuidadosos. Hasta ahora solo he recibido de su parte respuestas maravillosas y agradecimientos.

2. Proponer soluciones a Rappi Colombia: no se trata solo de criticar. Los usuarios podemos contactar a Rappi para hacerles saber nuestros reclamos y sugerencias. En mi caso, además, les he propuesto trabajar en soluciones y espero poder participar de los encuentros que hacen para aportarle ideas a la organización.

3. Finalmente, si Rappi no asume un rol protagónico en la gestión de sus impactos, salir de la aplicación: aunque el consumo consciente no es el medio más efectivo para transformar una compañía -la conveniencia tiende a ganarle a la conciencia-, no deja de ser una opción personal válida. Probablemente seremos parte de un nicho irrelevante para los ingresos de Rappi, pero al menos no contribuiremos al aumento de los impactos.

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Nada de esto pretende negar los impactos positivos de Rappi. Son un emprendimiento admirable generando ingresos, dinamizando la economía y haciendo la vida más fácil. Mi reflexión busca entender si esta compañía actuará como las tabacaleras en los años 60 -negando el daño que causaban- o como una verdadera empresa de nuestro tiempo: asumiendo y gestionando sus impactos negativos con la misma determinación que sus ventas.

Es claro que la responsabilidad no es solo suya. Rappi no se inventó los problemas de seguridad vial; las autoridades, los vendedores de motos y los mismos rappis, entre otros, son también responsables. Sin embargo, Rappi está en una posición única, donde tiene herramientas para generar un verdadero impacto positivo en la sociedad. Esperemos que asuman este reto con la misma pasión y creatividad con que se ingenian soluciones todos los días.