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ODS personales: los objetivos para una buena vida

11/19/2018
| conTREEbute

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- son iniciativas para el beneficio de todos los seres humanos, por eso su búsqueda no debe limitarse a las medidas que implementen los gobiernos y las empresas para cumplirlos. ¿Qué podemos hacer desde nuestra vida diaria para aportar al desarrollo sostenible?

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Tener menos poder que el alcalde de una ciudad o el gerente de una empresa no significa que no podamos contribuir a mejorar las cosas en el planeta.

El desarrollo sostenible, enmarcado en la Agenda 2030, está lleno de indicadores y conceptos técnicos que permiten monitorear la gestión de los gobiernos para el cumplimiento de los ODS.

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Sin embargo, el sector público no debe ser el único involucrado en el logro de estos objetivos. Así como las compañías están empezando a medir los aportes que hacen a los ODS desde su operación, las personas también podemos volvernos conscientes de nuestro papel y asumir comportamientos más responsables con el entorno que nos rodea.

Hace un mes, la agencia internacional Futerra y el Marco Decenal de Consumo y Producción Sostenibles lanzaron los 'Objetivos de buena vida', una iniciativa que reduce los 17 ODS a acciones de la vida cotidiana para que todas las personas puedan cambiar sus hábitos y contribuir al bienestar colectivo.

Con esta propuesta como referente y considerando el contexto de nuestro país, definimos 17 objetivos que nos pueden ayudar a convertir los ODS en una lista de desafíos personales:

1. Compartir con quien más lo necesita: aunque no cuente como sostenibilidad empresarial, la filantropía en cualquier caso es bienvenida. Enviar dinero a fundaciones, donar ropa o comida en buen estado y sumarse a causas sociales pueden ser grandes formas de ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con menos recursos. 

2. No desperdiciar comida: el uso eficiente de los recursos es un concepto recurrente en los ODS. ¿Sabías que en el 2016 en Colombia estábamos botando casi 10 millones de toneladas de comida al año? Consumir lo que necesitas tiene un impacto directo no solo en la lucha contra el hambre en el mundo, sino en otras metas prioritarias como el fin de la pobreza o la reducción de la desigualdad.

3. Llevar una vida saludable: una cultura de salud preventiva incluye acciones como tener una alimentación balanceada, hacer ejercicio y descansar el tiempo suficiente, pero también visitar al médico de forma regular, así evitamos la transmisión de enfermedades y facilitamos la realización de diagnósticos oportunos.

4. Apoyar la defensa de la educación pública: el acceso a la educación es importante porque se convierte en oportunidades de crecimiento para las personas, además de que contribuye a reducir las brechas de desigualdad y de equidad de género.

5. Fomentar el trato igualitario entre hombres y mujeres: una verdadera equidad de género depende no solo de que seamos capaces de igualar las condiciones laborales para ambos sexos; también de que creemos espacios seguros para que las personas se sientan cómodas y la convivencia entre ellas se facilite.

6. Depositar los residuos donde debe ser: los residuos no son únicamente importantes desde la perspectiva del reciclaje. Si no tiramos residuos a la calle, evitamos que los alcantarillados colapsen. Si no botamos aceite de cocina en el fregadero o químicos en el baño, evitamos la contaminación del agua. Y si no llevamos a cabo estas prácticas, le aportamos a la disponibilidad hídrica en el planeta.

7. Exigir energías renovables no convencionales: con la participación en los planes de desarrollo, los ciudadanos podemos incidir en los presupuestos y las políticas públicas para que los gobiernos aceleren la transición hacia las energías renovables no convencionales -como la solar o la eólica-, por medio de subsidios y otras medidas.

8. Ser consciente del impacto que generamos: el mayor aporte que le podemos dar al mundo proviene de lo que hacemos en casa y el trabajo. Si tenemos claro el papel y el alcance de nuestras acciones, podemos consolidar aportes mucho más grandes de lo que nos imaginamos.

9. No perder el espíritu creativo: la innovación y el desarrollo se impulsan con el deseo de investigar y de mejorar lo que ya tenemos. Mantener la curiosidad en el día a día puede ayudarnos a ser propositivos en el trabajo, a cambiar lo que puede funcionar mejor en los procesos y, en general, a pensar cómo podemos impactar cada vez más de forma positiva nuestro entorno.

10. Participar en voluntariados: más allá del apoyo que le podemos brindar a las personas que no tienen los recursos para satisfacer sus necesidades, hacer parte de estas iniciativas nos permite reconocer la condición del otro y generar empatía con su realidad para ayudar a transformarla.

11. Apropiarse de los espacios públicos: las ciudades sostenibles se construyen eliminando las barreras. Un barrio que se aísla entre edificios encierra a sus habitantes en una burbuja y los hace olvidar los espacios públicos, volviéndolos peligrosos y marginales. Si los usamos, vamos a fomentar la integración y la construcción de relaciones en nuestras comunidades.

12. Consumir de forma responsable: además de separar correctamente los residuos, el consumo responsable implica apropiarnos del papel que tenemos como consumidores desde el mismo momento de compra, así priorizamos factores diferentes al precio cuando adquirimos los productos.

13. Pasarse a la movilidad sostenible: caminar, montar en bicicleta, usar el transporte público y compartir el carro son algunas de las alternativas que podemos adoptar para reducir el impacto que tiene nuestra movilidad sobre el medio ambiente.

14. Separar y reciclar el plástico: una de las grandes problemáticas ambientales de la actualidad es el manejo del plástico. Separándolo adecuadamente podemos evitar que aumente la contaminación de los océanos, ecosistemas que anualmente reciben 8 millones de toneladas de residuos, y aportar a la conservación de la vida submarina.

15. Priorizar las marcas 'eco-amigables': en la actualidad existen sellos como el Rainforest Alliance que nos ayudan a conocer qué productos están certificados por sus procesos de elaboración, sus cadenas de abastecimiento y, en general, sus prácticas sostenibles. Adquirir esos productos es apoyar el cuidado de los ecosistemas desde una actividad tan cotidiana como lo es el consumo.

16. Respetar y promover los derechos humanos: resumir este objetivo en "no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti" puede ser caer en un lugar común, pero como cuestión de valorar las garantías y las libertades humanas, el respeto de los derechos puede ser tan simple como ponerse en los zapatos del otro antes de tomar cualquier decisión.

17. Comparte estas acciones: mientras más personas seamos las que busquemos estos objetivos, mejores van a ser los impactos que veamos en el entorno. Como dice Solitaire Townsend, co-fundadora de Futerra, "las organizaciones tienen la responsabilidad de cambiar el mundo, pero necesitan esfuerzos individuales para llegar allí".